-Bien lo decía yo; para ti he sido siempre un niño, nada más.
Narciso se mantuvo firme.
-Una parte de tus pensamientos son, a mi parecer, pensamientos infantiles. Recuerda lo que antes hablamos de que un niño inteligente no tiene por qué ser más tonto que un erudito. Pero sie el niño quiere opinar en cosas de ciencia, el erudito no lo tomará en serio.
Goldmundo exclamó con vehemencia:
-También te sonries de mi cuando no hablo de ciencia. Por ejemplo, procedes en toda ocación como si mi piedad, mis esfuerzos por progresar en los estudios, mi aspiración a la vida monástica fuera pura niñería.
Narciso lo miró con grave semblante:
- Te tomo en serio cuando eres Goldmundo. Y lo único que anhelo es que seas total y enteramente Goldmundo. Tú no eres un erudito ni un monje; un erudito o un monje pueden hacerse de madera inferior. Crees que te tengo por poco ilustrado, poco versado en lógica o por poco piadoso. En modo alguno; pero, a mi ver, no eres lo bastante tú mismo."
"-Así es -prosiguió Narciso-. Las naturalezas de tu tipo, los que tienen sentidos fuertes y finos, los iluminados, los soñadores, poetas, amantes, son, casi siempre, superiores a nosotros, los hombres de cabeza. Vuestra raíz es maternal... El peligro que os acecha es el de ahogaros en el mundo sensual; a nosotros nos amenaza el de asfixiarnos en un mundo sin aire..."
"-No, reverdo padre, por eso sólo no. Pero Goldmundo venía ya estando enfermo del alma, desde hace tiempo, y por esa razón son esas luchas más peligrosas para él que para otros. Sufre, a mi parecer, porque ha olvidado una parte de su pasado."
Título original: Narziss und Goldmundo.
Literatura universal contemporanea.
Narrativa (novel) alemana existencialista.

0 comentarios:
Publicar un comentario